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El ADN, un arma eficaz contra ETA
* Utilizan los restos de ADN que los terroristas dejan tras los atentados
Vasco Press | Bilbao
Actualizado jueves 05/08/2010 19:08 horas
Mikel Karrera Sarobe, Ata, último jefe de los comandos de ETA, ha sido durante muchos años un terrorista extremadamente discreto. La policía sospecha que está implicado en varios atentados cometidos en Navarra, pero hasta el momento no hay ninguna prueba contra él.
Sin embargo, los análisis de ADN han permitido que los jueces galos le hayan imputado hace pocas semanas como coautor del asesinato de dos guardias civiles en Capbreton y de un policía francés cerca de París.
El ADN ha permitido hace menos de un mes que el juez Eloy Velasco imputara a los presuntos etarras Manex Castro y Iurgi Garitagoitia por el asesinato del empresario Inaxio Uria. La huella genética del primero apareció en un teléfono móvil usado por los terroristas para comunicarse mientras se desplazaban para cometer el atentado y la del segundo se encontró en el coche empleado por los terroristas.
Fue también el ADN el que vincula al miembro del "comando Vizcaya" Jurdan Martitegi con el atentado contra el cuartel de Villarreal-Legutiano en el que resultó muerto un guardia civil. La última actuación antiterrorista basada en el análisis del ADN ha sido el arresto de Gurutz Aguirresarobe, en Hernani, por su presunta implicación en el asesinato de Joseba Pagazaurtundua.
La búsqueda de restos biológicos de los que sacar muestras de ADN es ya una rutina de los cuerpos policiales de todo el mundo desde hace bastantes años. La policía italiana, por ejemplo, capturó a los mafiosos que mataron al juez Falcone gracias al ADN de las colillas de los cigarros que fumaron los asesinos mientras esperaban el paso del magistrado.
En el País Vasco la Ertzaintza ha consolidado una acreditada base de datos de muestras biológicas que es envidiada por otros cuerpos policiales. Los agentes de la policía vasca comenzaron hace más de quince años a recoger muestras de sospechosos, bajo control de la Fiscalía de la Audiencia Nacional o de los jueces, para ir alimentando la base de datos.
De esa forma, los ertzainas vigilaron a muchos sospechosos para recoger colillas arrojadas al suelo después de que se fumaran un cigarrillo, se hicieron cargo de vasos en los bares después de que tomaran una consumición, recogieron, incluso, los restos de un escupitajo. O, como se ha visto en el caso de Aguirresarobe, establecieron un control de alcoholemia para poder hacerse con muestras biológicas y cotejarlas luego con el archivo de ADN.
La base de datos ha servido luego para contrastar con el ADN obtenido de las capuchas, los guantes o las prendas abandonadas por los implicados en actos de la kale borroka o en los restos de los escenarios de los atentados. La existencia de ese archivo permitió a la policía vasca aplicar una estrategia de persecución selectiva contra implicados en kale borroka. Así, por ejemplo, la misma semana en que fue asesinado Joseba Pagazaurtundua la Ertzaintza arrestó a siete personas que habían participado en ataques callejeros y que habían sido identificados antes de su arresto por el ADN.
En 2005, una sentencia del Tribunal Supremo que anuló una condena impuesta a un acusado de intervenir en la quema de un autobús en Berango al cuestionar el procedimiento en que se había obtenido la muestra biológica para extraer el ADN que relacionaba al imputado con el atentado. El Supremo consideró entonces que el análisis no era válido porque no había habido control judicial en la obtención de la muestra por parte de la Ertzaintza. Con el mismo argumento el Supremo absolvió a Gorka Lupiáñez de otros ataques callejeros.
Sin embargo, el Supremo en otra sentencia dio validez a la condena impuesta a una mujer que envió cartas amenazadoras a dos concejales socialistas de Guipúzcoa. La Ertzaintza analizó la saliva con la que se habían pegado los sellos de las cartas y la comparó con el ADN obtenido de una colilla de tabaco perteneciente a la acusada. El resultado fue la identificación de la mujer como la persona que había enviado las cartas por lo que la Audiencia Nacional le impuso, en abril de 2006, la pena de dos años de cárcel.
Al estudiar el recurso presentado contra esa sentencia, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo consideró que era válida la prueba ya que el análisis de ADN se practicó sobre una colilla desechada por la acusada, dato éste sobre el que se practicó prueba testifical del agente que la recogió. El Alto Tribunal estableció que la policía judicial puede recoger restos genéticos o muestras biológicas abandonadas por el sospechoso sin necesidad de autorización judicial.
El ADN ha servido para condenar a numerosos etarras: Gregorio Vicario Setién fue sentenciado gracias a los análisis biológicos por el secuestro de Cosme Delclaux, mientras que Lola López Resina lo fue por el secuestro de José María Aldaya. Jurdan Martitegi y Arkaitz Goikoetxea han sido imputados por un atentado con coche bomba contra el cuartel la Guardia Civil de Durango, ya que la Ertzaintza recuperó su ADN en el coche utilizado para la fuga, a pesar de que lo destruyeron con un artefacto incendiario. Son sólo unos pocos ejemplos del empleo del ADN en la lucha antiterrorista.
http://noticiasvigilantes.foroactivo.com/terrorismo-f19/el-adn-un-arma-eficaz-contra-eta-t7659.htm
* Utilizan los restos de ADN que los terroristas dejan tras los atentados
Vasco Press | Bilbao
Actualizado jueves 05/08/2010 19:08 horas
Mikel Karrera Sarobe, Ata, último jefe de los comandos de ETA, ha sido durante muchos años un terrorista extremadamente discreto. La policía sospecha que está implicado en varios atentados cometidos en Navarra, pero hasta el momento no hay ninguna prueba contra él.
Sin embargo, los análisis de ADN han permitido que los jueces galos le hayan imputado hace pocas semanas como coautor del asesinato de dos guardias civiles en Capbreton y de un policía francés cerca de París.
El ADN ha permitido hace menos de un mes que el juez Eloy Velasco imputara a los presuntos etarras Manex Castro y Iurgi Garitagoitia por el asesinato del empresario Inaxio Uria. La huella genética del primero apareció en un teléfono móvil usado por los terroristas para comunicarse mientras se desplazaban para cometer el atentado y la del segundo se encontró en el coche empleado por los terroristas.
Fue también el ADN el que vincula al miembro del "comando Vizcaya" Jurdan Martitegi con el atentado contra el cuartel de Villarreal-Legutiano en el que resultó muerto un guardia civil. La última actuación antiterrorista basada en el análisis del ADN ha sido el arresto de Gurutz Aguirresarobe, en Hernani, por su presunta implicación en el asesinato de Joseba Pagazaurtundua.
La búsqueda de restos biológicos de los que sacar muestras de ADN es ya una rutina de los cuerpos policiales de todo el mundo desde hace bastantes años. La policía italiana, por ejemplo, capturó a los mafiosos que mataron al juez Falcone gracias al ADN de las colillas de los cigarros que fumaron los asesinos mientras esperaban el paso del magistrado.
En el País Vasco la Ertzaintza ha consolidado una acreditada base de datos de muestras biológicas que es envidiada por otros cuerpos policiales. Los agentes de la policía vasca comenzaron hace más de quince años a recoger muestras de sospechosos, bajo control de la Fiscalía de la Audiencia Nacional o de los jueces, para ir alimentando la base de datos.
De esa forma, los ertzainas vigilaron a muchos sospechosos para recoger colillas arrojadas al suelo después de que se fumaran un cigarrillo, se hicieron cargo de vasos en los bares después de que tomaran una consumición, recogieron, incluso, los restos de un escupitajo. O, como se ha visto en el caso de Aguirresarobe, establecieron un control de alcoholemia para poder hacerse con muestras biológicas y cotejarlas luego con el archivo de ADN.
La base de datos ha servido luego para contrastar con el ADN obtenido de las capuchas, los guantes o las prendas abandonadas por los implicados en actos de la kale borroka o en los restos de los escenarios de los atentados. La existencia de ese archivo permitió a la policía vasca aplicar una estrategia de persecución selectiva contra implicados en kale borroka. Así, por ejemplo, la misma semana en que fue asesinado Joseba Pagazaurtundua la Ertzaintza arrestó a siete personas que habían participado en ataques callejeros y que habían sido identificados antes de su arresto por el ADN.
En 2005, una sentencia del Tribunal Supremo que anuló una condena impuesta a un acusado de intervenir en la quema de un autobús en Berango al cuestionar el procedimiento en que se había obtenido la muestra biológica para extraer el ADN que relacionaba al imputado con el atentado. El Supremo consideró entonces que el análisis no era válido porque no había habido control judicial en la obtención de la muestra por parte de la Ertzaintza. Con el mismo argumento el Supremo absolvió a Gorka Lupiáñez de otros ataques callejeros.
Sin embargo, el Supremo en otra sentencia dio validez a la condena impuesta a una mujer que envió cartas amenazadoras a dos concejales socialistas de Guipúzcoa. La Ertzaintza analizó la saliva con la que se habían pegado los sellos de las cartas y la comparó con el ADN obtenido de una colilla de tabaco perteneciente a la acusada. El resultado fue la identificación de la mujer como la persona que había enviado las cartas por lo que la Audiencia Nacional le impuso, en abril de 2006, la pena de dos años de cárcel.
Al estudiar el recurso presentado contra esa sentencia, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo consideró que era válida la prueba ya que el análisis de ADN se practicó sobre una colilla desechada por la acusada, dato éste sobre el que se practicó prueba testifical del agente que la recogió. El Alto Tribunal estableció que la policía judicial puede recoger restos genéticos o muestras biológicas abandonadas por el sospechoso sin necesidad de autorización judicial.
El ADN ha servido para condenar a numerosos etarras: Gregorio Vicario Setién fue sentenciado gracias a los análisis biológicos por el secuestro de Cosme Delclaux, mientras que Lola López Resina lo fue por el secuestro de José María Aldaya. Jurdan Martitegi y Arkaitz Goikoetxea han sido imputados por un atentado con coche bomba contra el cuartel la Guardia Civil de Durango, ya que la Ertzaintza recuperó su ADN en el coche utilizado para la fuga, a pesar de que lo destruyeron con un artefacto incendiario. Son sólo unos pocos ejemplos del empleo del ADN en la lucha antiterrorista.
http://noticiasvigilantes.foroactivo.com/terrorismo-f19/el-adn-un-arma-eficaz-contra-eta-t7659.htm
