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Cada recorte del Gobierno equivale a una pérdida de Salud‏ Banner19

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Cada recorte del Gobierno equivale a una pérdida de Salud‏

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Juanito

Juanito
ADMINISTRADOR
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La sanidad es un sector especialmente sensible por su importancia social: cada recorte del Gobierno provoca un empeoramiento en la calidad de los servicios que reciben los ciudadanos, dado que suponen, de forma inmediata, un empeoramiento de las condiciones de trabajo y, por tanto, de la salud de los profesionales que atienden a la población enferma. Sobre los hombros de los profesionales de la salud recae el peso de lo imposible: seguir ofreciendo una atención sanitaria de calidad y para todos con muchos menos recursos.Llevamos meses soportando una campaña de descrédito de los empleados y empleadas públicos, una estrategia orquestada para satanizarnos y de esa manera justificar mejor los recortes, las agresiones a nuestras condiciones de trabajo y de salario y la privatización creciente de servicios públicos tan esenciales como la sanidad y la educación, entre otros.

Describir y poner de manifiesto cómo viven –y sufren– los profesionales de la salud esta situación, es algo que conviene hacer y que desde CCOO hemos asumido para hacer visible lo que otros quieren hacer invisible. Podemos y estamos en condiciones de afirmar que, en estos momentos, la salud laboral del personal de la sanidad española es extremadamente delicada. Hemos hablado y recabado testimonios de muchos trabajadores y trabajadoras y responsables sindicales para conocer la situación en sus centros y territorios. Lo expresaba con claridad la responsable de Salud Laboral en la Federación de Sanidad de CCOO de Madrid, Carmen Yela: “Si en sanidad siempre hay tensión y sufrimos agresiones por parte de usuarios que atraviesan situaciones difíciles, ahora con los recortes, con menos recursos y menos personal, la tensión se ha multiplicado”. Ana, médico de atención primaria en Granada, expone directamente su caso: “Yo nunca me he tenido que tomar analgésicos y ahora la presión es tanta que tengo unas cefaleas insoportables y tengo que tomarlos”.

Inseguridad y miedo

El personal laboral y el personal estatutario de la sanidad española viven en estos momentos bajo una enorme incertidumbre. Mª Luz Iñigo, delegada sindical en el Hospital La Mancha-Centro, cuenta el caso de una compañera auxiliar de enfermería e interina con 16 años de antigüedad que lleva todo el control de medicación de quirófano y que presumiblemente “se va a la calle en septiembre”. “No se están teniendo en cuenta ni a las personas ni las situaciones de los servicios. Los propios jefes de equipo están indignados porque no se imaginan prescindiendo de personal experto como esta compañera”, explica Mª Luz. Esta delegada de prevención relata más casos que tienen un denominador común: todo el peso de los ajustes recae sobre los trabajadores y trabajadoras. Así, el cierre de algunos servicios está obligando a traslados improvisados de personal fijo que se ve obligado a replantear sus vidas familiares de la noche a la mañana.

María Luisa Zafra, delegada de prevención en el Hospital Provincial de Castellón, plantea que la incertidumbre se presenta cada final de mes porque los trabajadores temen que no lleguen sus nóminas: “La situación en la Comunidad Valenciana es de tal gravedad que nadie tiene certeza de nada. En el día a día se respira una tensión que antes no se daba. En mi servicio, por ejemplo, que es Oncología, también hay ansiedad por si no llegan las medicaciones a tiempo, aún no se ha dado la situación pero hay miedo, miedo que te transmiten los pacientes y sus familiares. Tú tratas de tranquilizarlos, pero indudablemente te afecta”.

Elio Conesa, delegado de prevención en el Institut Català de Salut, nos habla de los resultados de la evaluación de riesgos psicosociales realizada con el COPSOQ-Istas21 en junio de 2009 y constata un empeoramiento claro de la situación: “Si en junio de 2009 vimos que un 82% de la plantilla estaba en situación desfavorable en cuanto a la exposición al riesgo de la inseguridad y la incertidumbre sobre la continuidad del empleo, ahora, tras los recortes y la reforma laboral, ese porcentaje se eleva hasta el 90%”, afirma Elio. Otra de las exposiciones de riesgo que se está agudizando son las exigencias psicológicas emocionales, es decir, las que obligan a los trabajadores y trabajadoras a esconder sus emociones: “Los profesionales padecen una angustia importante al saber de las necesidades de las personas atendidas, mientras ven que no hay recursos y que no se los pueden ofrecer”.

Sufrimiento ético

Lo que relata Elio Conesa tiene mucho que ver con el concepto que Christophe Dejours define como sufrimiento ético: la situación en la que se encuentran los profesionales que se ven obligados a ejercer su trabajo en condiciones que no son adecuadas. Jesús Marina, responsable de Salud Laboral de la Federación de Sanidad de Castilla y León, describe los efectos de los ajustes de plantillas que ya se están produciendo: “Estamos viendo cómo se cierran plantas de hospitalización y servicios y las bajas por enfermedad, formación y vacaciones no se cubren. Es el trabajador el que tiene que asumir las incidencias, tapar los agujeros y suplir a los compañeros que no están, por ejemplo, haciéndose cargo de sus tarjetas sanitarias o de sus pacientes, lo que genera una sobrecarga de trabajo, retraso y cabreo por parte del usuario que no es tratado convenientemente, pues de repente se encuentra con alguien a quien no conoce y tras una espera que puede llegar a ser de una o dos horas en atención primaria. La lista de espera sube y sube, una cita, una analítica, unas gasas, unos guantes, una prótesis, una operación..., todo es gasto ahora mismo..., y hay que recortar por todos los lados: contrataciones, material...”. El sufrimiento de los profesionales de la sanidad por esta situación es evidente y los efectos sobre la salud también: ansiedad, insomnio, problemas gastrointestinales, cefaleas, están a la orden del día y desgraciadamente muy generalizados.

Modificación de las condiciones de trabajo

La mayoría de expertos coincide en el diagnóstico: “Volvemos a situaciones de hace 20 o 30 años en el tema de calendarios, planillas, horarios, jornada, vacaciones, etc.”. Se ha producido en todas las comunidades autónomas un incremento de la jornada de trabajo semanal. En muchos servicios de hospitales se está viendo cómo todo el servicio ha de reorganizar su horario en función de la jornada del personal médico, es decir, no hay capacidad de negociación en el uso del tiempo para el personal no facultativo. La escasez de personal hace que las libranzas desaparezcan de un día para otro, con lo que eso supone de imposibilidad a la hora de conciliar la vida laboral y familiar.

José Pelayo, médico de familia en el Servicio de Urgencias del Hospital de Torrecárdenas (Almería), plantea las consecuencias del aumento de jornada en un servicio de urgencias: “Aquí cualquier aumento de horario de trabajo tiene una repercusión directa en la salud de los profesionales porque es un servicio ya muy saturado, donde se trabaja a destajo, con mucha presión. Puedes ver una banalidad o a alguien que se está jugando la vida y el aumento de la jornada es demoledor en un colectivo que ya hace guardias de 24 horas”. Pelayo puntualiza además que los recortes van a suponer una lucha entre categorías, porque hay muchos trabajadores con sueldos de mil euros que se plantean que es injusto un recorte que afecte a todos por igual. Esta situación, que ya está siendo aprovechada por los sindicatos corporativistas, genera un enorme malestar en la organización que se traduce en un sobreesfuerzo para mantener la calidad de la asistencia.

Sin prevención

Carmen Yela, responsable de la Federación de Sanidad de CCOO de Madrid, explica cómo el cambio de las condiciones laborales está provocando que los trabajadores de la sanidad acudan a trabajar enfermos: “A los trabajadores y trabajadoras de la sanidad el año pasado nos redujeron un 5% el salario, nos congelaron la carrera profesional y ahora nos han retirado el complemento de la incapacidad temporal, en los salarios más ajustados estas pérdidas salariales son muy importantes por lo que ahora nos encontramos con situaciones en las que se acude a trabajar con una gripe o con un brazo escayolado y esto es especialmente grave en nuestro sector, porque personas que han de curar a otros no pueden ir a trabajar estando enfermos”. “Además –añade Carmen Yela–, la prevención ha desaparecido: estamos viendo cabinas de aspiración en mal estado en los servicios de anatomía patológica y trabajadoras expuestas a formol sin que la empresa tome medidas y, por otro lado, la reorganización de las áreas de salud en la Comunidad de Madrid nos ha dejado sin comités de seguridad y salud: los 11 que operaban en atención primaria han desaparecido y estamos esperando que se constituya uno para el área única que reúne a todas las consultas. En realidad, a lo que estamos asistiendo en la práctica es al desmontaje del sistema de prevención y por tanto a la falta total de protección de la salud laboral del personal sanitario, terrible paradoja en el sistema de salud de un país y pésimo ejemplo para el sector privado”.

* Irene Álvarez es secretaria de Salud Laboral de la Federación de Sanidad de CCOO.

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