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Temas de los carteristas en el metro de barcelona

3 participantes

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Juanito

Juanito
ADMINISTRADOR
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El despliegue policial en el metro no logra ahuyentar a los carteristas
Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana iniciaron ayer un amplio dispositivo policial en el metro de Barcelona para intentar atajar la ola de robos a turistas. El operativo, que incluye doblar la presencia de agentes secretos y el patrullaje por primera vez de la Guardia Urbana, fue anunciado el viernes pasado por el alcalde de Barcelona Xavier Trias y se mantendrá hasta el octubre próximo para combatir la total impunidad con la que hasta ahora operan los grupos de carteristas en los vagones y andenes, tal como denunció EL PERIÓDICO las últimas dos semanas.Los grupos de agentes recorrieron las principales estaciones durante toda la jornada de ayer pero aunque frenaron las incidencias, no pudieron ahuyentar a los grupos dedicados casi profesionalmente al hurto y de sobras conocidos por la policía secreta y los trabajadores del metro. Los delincuentes reaparecían en cuanto se iba la policía.

ROBO ABORTADO / Pocos minutos antes de las 15.00 horas de ayer en la estación Sagrada Família, el conductor del metro envió una advertencia a los pasajeros. Y no era un mensaje grabado. «Atención: un grupo de carteristas ha entrado al tren. Por favor, vigilen sus pertenencias». El mensaje, en castellano, no pudo ser entendido por Bahar Karaosmanoglu, de 21 años, que fue empujada por dos hombres mientras entraba en el tren. Su amigo, un militar turco, enseguida se percató de que había sido robada por los hombres.

Al saberse sorprendidos, los propios carteristas arrojaron el monedero y advirtieron a los turistas de que la cartera robada estaba en el suelo. Los jóvenes turcos gritaron «¡policía, policía!», pero nadie acudió a su auxilio. Los pasajeros se miraron y el conductor detuvo el tren en la estación más tiempo del habitual. Pero, en ese momento no había rastro ni de los Mossos d'Esquadra ni de los agentes de la Guardia Urbana. Estaban de forma permanente en seis estaciones: Sants, Catalunya, Diagonal, Passeig de Gràcia, Espanya y Sagrera. «Los urbanos han bajado como cuatro veces. Recorren el anden y se vuelven a ir», explicó uno de los vigilantes privados del metro que resguarda el vestíbulo de la calle de Sardenya, uno de los más peligrosos en hurtos los fines de semana.

En la siguiente estación, Verdaguer, los ladrones bajaron del tren e intentaron regresar a su trabajo pero, al percatarse de la presencia del fotógrafo, huyeron despavoridos. A los pocos minutos regresaban por la entrada de la otra línea para continuar al acecho de los turistas.

DOS OPERATIVOS / El operativo policial que comenzó ayer en el metro incluye el patrullaje permanente y la presencia fija. Las parejas de la Guardia Urbana se paseaban con uniforme, al igual que las parejas de Mossos d'Esquadra, en las estaciones más céntricas. «Las dos policías estamos haciendo dispositivos por separado», explicaba uno de los agentes. Ellos saben que su presencia solo puede disuadir algo a los carteristas, pero están convencidos de que sin un cambio de marco legal, su labor tiene poca eficacia. «A veces ni se cortan en robar cerca de nosotros. Saben que irán a comisaría y volverán a salir en pocos minutos», dijo uno de los policías.

A primera hora de la mañana, la comisaría de la plaza de Catalunya, una de las principales donde se dirigen los afectados a denunciar robos, no lucía tan abarrotada como es usual. En las estaciones donde circulaban los policías no había rastro de los carteristas habituales pero en el resto seguían operando con sus técnicas habituales: disfrazados de turistas y esperando los momentos de aglomeración. Los pasajeros elogiaron la mayor presencia policial pero opinaron que la medida no será eficaz si no se mantiene todo el año. Muchos temen que los carteristas volverán a campar a sus anchas.


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Juanito

Juanito
ADMINISTRADOR
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mirar eso parace un guiri es el de la camiseta a rallas Exclamation

PARRUCU

PARRUCU
COLABORADOR
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A mi me parece un hincha de la Real Sociedad o del Depor monkey

aire

aire
MODERADORA
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Temas de los carteristas en el metro de barcelona  478868 Pués a mi me parece un tio grandullón, feo y gordo,que creo que no se conformara con una sola cartera...ya que hacen falta muchos cerdos para alimentar ese cuerpo serranoTemas de los carteristas en el metro de barcelona  478868



saludos...Wink

PARRUCU

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Igual es musulman y no come cerdo Idea

aire

aire
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no tiene cara de musulmán...tiene cara de cerdo Laughing pero cambiaremos el menú por patatas cocidas Rolling Eyes



saludos...Wink

Juanito

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Los Mossos d’Esquadra informaron ayer que los hurtos en el metro de Barcelona bajaron el pasado fin de semana un 12% respecto al fin de semana anterior tras el comienzo de un plan de refuerzo de seguridad que implica vigilancia de la Guardia Urbana y los Mossos. La policía autonómica puntualizó que el descenso se ha contabilizado en el número de «hurtos detectados» aunque no desvelaron el total de denuncias presentadas.
La Guardia Urbana también informó ayer de la detención de cuatro personas en los primeros días de la operación Red, que busca combatir la ola de robos en el suburbano. La policía local realizó un total de 348 identificaciones, tres imputaciones y tres traslados a Extranjería, y levantó 17 actas por venta ambulante.
El conseller de Interior, Felip Puig, dijo del domingo que la operación de vigilancia que comenzó en Barcelona se extenderá al resto de municipios metropolitanos donde llega el metro.



http://epreader.elperiodico.com/APPS_GetPlayerZ.aspx?pro_id=00000000-0000-0000-0000-000000000001&fecha=26/07/2011&idioma=0

Juanito

Juanito
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Tres trabajadores de la L3 de metro cuentan su impotencia ante los carteristas
"Veo entre 20 y 25 hurtos cada día", dice una | "Me insultan y me amenazan cuando salgo en ayuda de los pasajeros", relata otra



Barcelona. (Redacción).- Sonia, Marta y Jesús trabajan en la línea 3 del metro de Barcelona, concretamente en el tramo entre Passeig de Gracia y Espanya, una zona muy concurrida por turistas y sus depredadores de guante blanco. Llevan años soportando durante su horario laboral las embestidas diarias de carteristas y ladronzuelos varios a los pasajeros del subterráneo, pero aseguran que en los últimos meses ha empeorado sustancialmente su cotidianidad.

Los grupos organizados que ven a diario, que conocen a la perfección –y viceversa, ellos también conocen al personal de TMB–, se les han envalentonado y se les encaran con más agresividad. Denuncian la “frustración” que les provoca vivir cada día el mismo deja vú y aseguran haber sufrido numerosas intimidaciones verbales y algunas situaciones de peligro físico.

Los tres se dedican a la atención al público, en las estaciones, y también a la conducción de trenes, alternando una hora de cada actividad. “Somos de los que avisan a los pasajeros por megafonía cuando vemos entrar carteristas o tocamos el claxon fuerte para intimidarles”, relata Jesús medio riendo. “Legalmente sólo pueden hacerlo los de la L2, que tienen un mensaje grabado y lo pueden emitir, pero nosotros en principio no deberíamos, aunque la empresa es comprensiva y no nos persigue demasiado”, añade.

Amenazas, obscenidades y frustración
“A lo largo de una jornada de trabajo veo entre 20 y 25 hurtos”, afirma Marta. “Si aviso a los pasajeros y los delincuentes me pillan, me amenazan pasándose el pulgar por la garganta o gritando insultos. Si estás cerca te escupen o te vacían los restos de alguna botella de agua por encima”, denuncia.

“Si les llamas la atención te gritan, te hacen gestos, se enfadan y en ocasiones se acercan cara con cara para decirte que salgas fuera, a la calle, donde no hay cámaras que puedan protegerte”, comenta Jesús. “En el tren es peor, cuando cierras puertas ellos las aguantan hasta conseguir su botín y si tú tocas la bocina avisando, entonces ellos se acercan a la cabina de conducción y te escupen o dan golpes al cristal”, prosigue.

“En ocasiones no me atrevo a salir de la cabina, pero si te ven acobardada es peor, porque pasan por delante tuyo, chupan el cristal, dicen obscenidades y se magrean mientras te miran”, explica Marta. Su única arma es “ponerles la correspondiente denuncia y de vuelta al trabajo”. “Esto se ha convertido en una situación habitual y aunque es difícil acostumbrarse y podría cambiar mi lugar de trabajo a otro más tranquilo, de momento me niego a que ellos puedan más que yo. Son ellos los que sobran, los que deben irse, pero todo tiene un límite y hay días que se me hace insoportable”, suspira.

“Frustración es la palabra. Te frustra que se sientan impunes, que entren y salgan cuando les dé la gana, que roben, que se rían en tu cara, que te amenacen, que no puedas dar un buen servicio al pasajero por la presencia de estos indeseables”, lamenta Jesús.

“Cada día me encuentro a estos personajes durante mi jornada laboral, incluidas dos mujeres que denuncié y a las que condenaron. Tengo que soportar ver cómo roban y aunque no les mire ni les diga palabra, me insultan igualmente y me amenazan cuando salgo a atender la estación”, explica Sonia.

Los pasajeros les recriminan que no eviten más hurtos
Cuando Marta evita enfrentarse a los grupos, nos cuenta, se le encaran también los viajeros. “Si me limito a mis funciones, que es avisar a Seguridad, el resto de pasajeros se me echa encima con comentarios a pleno pulmón, del estilo: ‘Y tú para qué estas aquí, lo estás viendo y no haces nada, te voy a poner una reclamación’. Se van encendiendo poco a poco, van haciendo corrillo hasta llegar a los insultos y yo sólo puedo responder que ya he avisado a Seguridad”, describe. Comprende que los pasajeros estén “hartos de estas situaciones” y que “descarguen contra el primer responsable que vean”, pero lamenta que los trabajadores del metro se sientan a diario entre la espada y la pared.

Según Jesús, en cambio, “los pasajeros están cada vez más concienciados”. Lo que le subleva es que un turista robado le pida ayuda y él sólo pueda avisar a Seguridad e indicarle dónde está la Comisaría: “Observas su rabia, sus lágrimas, su miedo, están asustados. Sólo querían trasladarse de un lugar a otro de la ciudad o pasar unos días de vacaciones y les han arruinado el viaje”.

La policía funciona, las leyes no tanto
“Es el paraíso de los carteristas, actúan con total libertad y no porque no se les incordie con los vigilantes, los Mossos y los empleados de metro, porque hay que reconocer su incansable labor. El problema es la falta de dureza en las leyes y la falta de rigor a la hora de cumplirlas”, lamenta Marta. Afirma que “cada día son más numerosos y más agresivos” y que “saben perfectamente que no permanecerán en Comisaría más de dos horas”.

Jesús se conoce al dedillo la táctica estrella de los carteristas, el ‘tapón’: “Rodean al pasaje-objetivo en la puerta del tren o justo antes de los validadores de billete. Entonces les roban las carteras, generalmente las victimas no se dan cuenta, rápidamente pasan la cartera de manos y se dispersan con rapidez”. Remarca que no se trata de ladrones comunes, sino de grupos con una clara distribución de tareas: “Siempre van en grupos, están organizados e incluso se avisan por teléfono móvil de la presencia de Seguridad”.

La mala experiencia de Sonia
Sonia sufrió un intento de agresión en la estación de Passeig de Gràcia mientras estaba de servicio y, aunque identificó, denunció y testificó contra las dos mujeres que la amenazaron, sigue viéndolas a menudo en la L3. “Advertí en inglés a una familia de extranjeros que estaban siendo robados, se oyó el bip-bip de las puertas cerrándose y me encontré sola en el andén rodeada por el grupo de seis carteristas, tres hombres y tres mujeres”, recuerda. “No podía retroceder, porque tenía las vías detrás, y recibí todo tipo de insultos, especialmente ‘p...’. Los tres hombres se alejaron pero ellas me rodearon y amenazaron con frases como ‘p... de mier** te vas a enterar’, ‘siempre estáis jodiendo’ y ‘te vamos a matar como no nos dejes en paz’, mientras dos de ellas levantaban los brazos como si fueran a pegarme en la cabeza o en la cara”, explica.

“Al llamarlas los hombres se fueron con ellos hacia el vestíbulo. Yo llamé a Seguridad de TMB, para explicar lo que me había sucedido y que quería tramitar una denuncia”, narra. “Pero cuando subí con un compañero al vestíbulo, me encontré al mismo grupo con una pareja de Mossos de paisano, que los estaban identificando. Se lo conté todo y señalé a las mujeres que me habían amenazado, pero ellas replicaban que querían disculparse conmigo porque al levantarme las manos sólo pretendían decirme que les dolía la cabeza. Me pedían que no las denunciase mientras se reían ante mí y de los Mossos”, continua. “Tramité la denuncia y al cabo de un mes y medio fui al juicio, al que ellas no se presentaron y en el que se les impuso una multa a cada una, que si no pagaban se convertía en 30 días de prisión”, concluye.

http://www.lavanguardia.com/20110725/54189685328/tres-trabajadores-de-la-l3-de-metro-cuentan-su-impotencia-ante-los-carteristas.html

Juanito

Juanito
ADMINISTRADOR
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Los carteristas del Metro de Madrid van a Barcelona en verano

Se desplazan a zonas costeras e incluso a los ferrys que unen Barcelona y Baleares | En Madrid se concentran en las líneas 6, 8 y 10

Sucesos | 01/08/2011 - 00:29h
Asier Martiarena

Garantizar la seguridad de los dos millones de viajeros que a diario viajan por las 298 estaciones del Metro de Madrid y en los 284 kilómetros de vías que recorren sus trenes no es tarea fácil. Pero el tiempo ha dado la razón a la puesta en marcha de la comisaría de Sol, así como a la ampliación de la Brigada móvil de la Policía Nacional hasta los 70 agentes. A su Inspector Jefe, José Carlos de Frutos no le gusta hablar de cifras, pero reconoce que el número de delitos en el suburbano madrileño "viene reduciéndose progresivamente desde hace cuatro años".

Atrás quedan las escandalosas cifras de más de 22.000 delitos anuales que se cometían en 2006: "En lo que va de año ya se ha rebajado el mismo número de incidentes que en todo 2010". Un informe que ha visto la luz hace pocos días fija la cifra de hurtos en unos 700 al mes. Multiplicado por 12 darían 8.400. Menos de la mitad de los registrados hace tan solo cinco años. En Barcelona los Mossos d'Esquadra reconocieron hace poco que en 2010 se alcanzaron 22.000 denuncias sólo en la oficina policial de plaza Catalunya, lo que significaría unas 50 diarias, aunque estimaron que habría muchos menos carteristas fijos, alrededor de 150.

"Allá donde hay turistas, hay carteristas", señala el Inspector Jefe. "Son el objetivo principal de los delincuentes, ya que es más fácil pillarles desprevenidos mientras cargan con sus bultos, consultan un mapa o preguntan por una dirección", razona. "Porque no hay que olvidar", insiste Frutos, "que la gran mayoría de los delitos que se cometen en el metro cuentan con una gran dosis de participación involuntaria de las víctimas despistadas y que son muy pocos los que se perpetran con violencia".

Algunos carteristas viajan en verano a Barcelona

Contrariamente a lo que pudiera parecer, el verano es una época en la que bajan los delitos en el suburbano madrileño. Al haber menos viajeros la Policía redistribuye sus efectivos y pone el foco en las estaciones de tren y autobús donde se multiplica el número de viajeros.

Pero los ciudadanos no son los únicos que abandonan Madrid durante la época estival. Los delincuentes también lo hacen desplazándose hasta las zonas costeras. De hecho Frutos reconoce que algunos delincuentes habituales de Madrid han sido localizados en 'ferrys' que comunican Barcelona con las Islas Baleares.

Los últimos datos conocidos hablan de que son 500 los carteristas que trabajan a su manera en el subsuelo de Madrid. Unos bastante conocidos son un grupo localizado de ciudadanos rumanos procedentes de Italia que entran en el vagón fingiendo no conocerse de nada y que aprovechan la aglomeración que se produce en el abrir y cerrar de puertas para sustraer carteras y otros objetos. Luego están los chinaores, un tipo de robo basado en rajar bolsillos y bolsos sin que la víctima lo perciba y que practican mayoritariamente, según la policía, delincuentes de origen africano.

"Nosotros actuamos recorriendo los vagones de paisano", detalla José Luis Guerrero, Jefe del Grupo Operativo del Metro, "y cuando se necesita una mayor prevención también patrullamos de uniforme provocando un efecto disuasorio. Aunque el trabajo de vigilar toda la red no se podría realizar sin la colaboración de la seguridad privada de Metro".

En cada estación hay personal privado, que en total son cerca de 500. Y, como en Barcelona, no todos patrullan en pareja. Estos vigilantes colaboran estrechamente con los 70 agentes de la Policía Nacional destinados en el suburbano, que cuentan, a su vez, con un destacamento específico en el puesto de mando general de Metro de Madrid en la estación del Alto del Arenal. El 'Gran Hermano' del Metro controla todo lo que sucede gracias a sus más de 8.000 cámaras de vigilancia.

"La comunicación es vital", insiste Guerrero. "Incluso si se da una incidencia en alguna estación que, por diversos factores, pueda quedar en ese momento lejos de una patrulla, se avisa a patrullas que trabajan en la calle para acercarse hasta allí".

La colaboración ciudadana funciona

El caso de la 'mujer patrulla' Eliana Guerrero en Barcelona ha sido tan sonado que sus ecos han llegado hasta Madrid. "Aquí no tenemos casos tan concretos de actuación ciudadana", reconoce Guerrero, "por lo menos no que hayan salido a la luz", reconoce sonriendo, "pero sí que logramos resolver casos gracias a la colaboración de numerosos ciudadanos, que aportan información a través de la página web de la Policía". Disponen de un muro en el que llega información de los puntos negros que, habitualmente, se centran en la Línea 8 del aeropuerto, la 10, la 6 a su paso por Méndez Álvaro y en el triángulo formado por Goya, Embajadores y Plaza de España. En definitiva, "las estaciones con conexión a Renfe o a otras líneas de Metro".

Hace pocas fechas un usuario se puso en contacto con ellos y su declaración, junto con la denuncia, y el repaso de las grabaciones de vídeo, ha permitido localizar un hurto y reconocer una zona nueva de influencia de los carteristas. Y todo este tipo de actuaciones, una detrás de otra, han permitido que la seguridad del suburbano madrileño haya ganado enteros en los últimos años rebajando en más de la mitad el número de delitos que se cometen cada año bajo el suelo de la ciudad.


http://noticiasvigilantes.foroactivo.com/t13068-los-carteristas-del-metro-de-madrid-van-a-barcelona-en-verano

Juanito

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En la comisaría de los Mossos d'Esquadra de la plaza de Catalunya, adonde van la mayoría de los turistas a denunciar robos en el metro, había ayer una menor cantidad de denunciantes de lo habitual, tanto que hasta las víctimas tenían sillas vacías para sentarse, algo no muy común dada la gran cantidad de víctimas que acuden allí cada día. Algunos empleados de seguridad privada que custodian el metro aseguran que la mayor presencia policial anunciada por el alcalde, Xavier Trias, hace pocas semanas está dando algunos resultados. «No hay ninguna respuesta milagrosa, pero mientras hay más policías en el metro, hay menos robos», explica un trabajador de una empresa de seguridad privada. Pero la presión en el subsuelo no se traduce en un menor índice de delincuencia en las calles y plazas, donde proliferan las nuevas técnicas delictivas.La comisaría de los Mossos d'Esquadra de la calle de Nou de la Rambla sigue siendo el lugar de encuentro tradicional de los turistas que han sufrido un robo en los principales lugares turísticos de la ciudad, sobre todo en los de Ciutat Vella. Allí, unas 15 personas hacían cola ayer a las 15.30 horas para denunciar robos. Durante la tarde, muchos turistas desvelaron las argucias con las que les engañaron los carteristas.

Vendedores de flyers (folletos promocionales de discotecas y bares) que terminan derribando a quienes aceptan la publicidad para robarles, falsas clientas de las terrazas de la Rambla y hasta proliferan tirones desde coches en marcha en Montjuïc. Las nuevas técnicas en la calle se sofistican en la medida en que la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra anuncian una mayor presión en la calle. La variedad de trucos y artimañas aumenta y las propias víctimas no dejan de sorprenderse de la profesionalidad de los carteristas. A excepción de los actos evidentes, casi nadie se da cuenta del asalto.

LOS SIGILOSOS / Aunque este verano han surgido nuevas artimañas, las clásicas nunca pasan de moda. En la comisaría de los Mossos d'Esquadra de la plaza de Catalunya, una pareja de amigos denunció ser víctima de los grupos organizados en Universitat. «Íbamos bajando las escaleras del metro y me di cuenta de que había dos mujeres latinoamericanas detrás de mi amigo. Una iba hablando por el móvil y la otra se acercó a él. Cuando fue a sacar su billetera, ya no estaba», explica Eric, un ecuatoriano de 32 años. Fabianne Tours, una francesa de 56 años, tampoco se percató del momento en el que su monedero desapareció. «Estaba junto a un grupo muy grande de jóvenes que venían por la visita del Papa. Había mucha gente en el vagón y entró otro grupo que se aglomeró en un lugar. Supongo que me robaron en ese momento, pero no vi ni sentí nada», agrega la turista, que perdió 400 euros en efectivo.

A esta misma comisaría también se acercaron un grupo de adolescentes alemanas a las que robaron en el Burger King ubicado cerca de Canaletes. «Todas pusimos los bolsos en nuestras piernas. Incluso algunas estábamos contra la pared. Nadie vio nada, pero el hecho es que hemos perdido dos de nuestros bolsos, con el dinero, los pasaportes y la cámara de fotos que trajimos para ver al Papa», explicó Charlotte, de 16 años.

Casi todas las víctimas aseguran haber sido advertidas por amigos y conocidos (incluso recuerdan mensajes de precaución en internet) del peligro al que se enfrentan los turistas en las zonas más concurridas de Barcelona. Pero casi nadie esperaba que en ese momento, en ese lugar que creían seguro, pudieran ser burlados. Incluso los turistas que daban billetes a los trileros de la Rambla (conocidos por todos menos por los visitantes) parecían sentirse seguros y se sorprendían cuando los ladrones del espectáculo hurgaban en sus carteras e intentaban robarlos.

http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/los-carteristas-acosan-turista-con-nuevas-artimanas-robo-1116580


11Temas de los carteristas en el metro de barcelona  Empty BCN no es Estambul Mar Ago 16, 2011 1:29 pm

Juanito

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El ingenio de los carteristas agita el debate sobre cómo poner fin a un mal que amenaza con desplumar a la gallina de los huevos de oro
En la sala de espera de las comisarías de Barcelona, las víctimas de los robos comparten penas y, por matar el tiempo, ya de paso una indisimulada sorpresa (no admiración) por las imaginativas técnicas con las que fueron desplumados. Fue tal vez aquella clienta sentada en la mesa de al lado, o la chica que repartía invitaciones para una discoteca, o el joven que educadamente pidió perdón tras simular que perdía el equilibrio en metro… El carterismo, como profesión al parecer con futuro mientras Barcelona conserve su magnético atractivo turístico, avanza. El repaso de las últimas técnicas reveladas anteayer por EL PERIÓDICO propició en la web un rico debate en el que, comentario xenófobos al margen, emergían remedios caseros ante el mal que aqueja a la ciudad.Aston (ese era su nombre en internet) repescaba de su memoria una fotografía que los más jóvenes tal vez desconozcan. Era la del papel escrito a mano que algunos conductores dejaban sobre el salpicadero del coche para avisar de que el radiocasete ya había sido robado en ese vehículo. Sugería Aston, se supone que con ironía, aunque quién sabe si sería negocio, estampar camisetas para que el turista pueda informar sobre su pecho que ya ha sido sisado.

Más allá de la broma, los lectores sugerían algunas técnicas de autoprotección, como «mirar con cara de pistola» ante cualquier sospecha (lo sugiere Sandra), apartarse unos metros de quienes portan mapas abiertos «para ocultar sus manos sigilosas» mientras pasean por los pasillos del metro y, por encima de todo, reclamar mano dura, pues parece que el principal consenso internauta consiste, en tiempos de crisis, en situar al turista en una suerte de altar que no debe ser profanado.

«No se toca»

Alberto e Iker, por ejemplo, llegaban a conclusiones idénticas tras viajar el primero a El Cairo y el segundo a Estambul. Al otro lado del Mediterráneo -afirmaban- al visitante se le atosiga en las calles comerciales para que compre, una práctica inusual en Barcelona, pero allí todos saben que «el turista es sagrado y no se toca».

El secreto de oriente -suponen Alberto e Iker- es la «mano dura», en el sentido más literal del término y más jurídicamente inaceptable en España. No obstante, en la antesala de lo ilegal, son varias las voces que coinciden en reclamar castigos ejemplares, como trabajos para la comunidad, y un poco más de salero en la política de expulsiones, pues se supone que en el tiempo en que usted ha tardado en leer este texto un turista ha podido ser desvalijado con una técnica de nuevo cuño.

Temas de los carteristas en el metro de barcelona  13134310


http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/bcn-estambul-1118862




12Temas de los carteristas en el metro de barcelona  Empty 'Desembarco' de carteristas Dom Ago 21, 2011 2:55 pm

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'Desembarco' de carteristas

Los ladrones y trileros buscan en La Rambla cazar al visitante despistado

MARTA FERNÁNDEZ - Barcelona - 21/08/2011

"Cuando hay barcos atracados, los carteristas lo saben, igual que nosotros", comentaba ayer un agente de la Guardia Urbana mientras vigilaba la zona de La Rambla en las proximidades de la plaza de la Pau, coronada por la estatua de Colón. Los Mossos y la Guardia Urbana no activan dispositivos especiales cuando varios cruceros coinciden en Barcelona, pero sí los tienen contemplados en sus planes de seguridad. También los ladrones y trileros intensifican sus acciones en estos días, algo que muchos turistas ya esperan advertidos por las agencias de viajes o los foros de Internet.

Son cada vez más los viajeros que visitan Barcelona con sus bolsos anclados con el brazo, la mochila colgada por delante o sujetando con firmeza su cámara de fotos. Es el caso de Lucy, una estadounidense de 62 años que esperaba ayer el autobús que va hacia el puerto para regresar a su crucero, poco antes de las dos de la tarde. "Es nuestra segunda visita a Barcelona y sabemos que debemos tener cuidado. No nos ha pasado nada, aunque la otra vez dos mujeres intentaron abrirnos el bolso", explica.

Aun así, no todos están advertidos: "¿En serio, hay ladrones aquí? Habíamos escuchado que debíamos estar alerta en Italia, pero aquí no", comentan a solo unos pasos Madeleine Campos y Dani González, dos jóvenes peruanos que trabajan en el casino del Crucero Mediterráneo Noordam, uno de los atracados ayer en Barcelona. "Pues hemos debido tener suerte", celebraba Madeleine, que no había prestado demasiada atención a sus cosas.

Tuvo suerte de no cruzarse con individuos como la pareja de carteristas que intentaban actuar por la mañana en el mercado de La Boqueria. Uno con gorra roja y otro con mochila azul. Modus operandi habitual: hacerse pasar por turistas mientras otean cada bolsa y monedero. Chocan con la gente. Buscan el descuido. "¡Fuera, fuera, fuera!", les gritó Rosario Sánchez desde la Carnicería Maruja, el puesto donde trabaja hace 35 años. Se dio cuenta de que intentaban robar a un par de hombres: "No es que haya muchísimos carteristas, pero yo siempre que veo a alguno, aviso, porque me da pena. Se aprovechan, sobre todo, de la gente mayor y de los más despistados", detalla.

También los trileros se multiplican en días como ayer. Mientras una pareja de Mossos vigila el cruce entre la rambla de Sant Josep y la calle de l'Hospital, a apenas 20 metros, detrás de un quiosco, un grupo de trileros montan su número. Un hombre con acento del Este mueve las cajas con tanta rapidez como intercambia billetes de 50 euros con otros tres, con pinta de turistas pero que no sueltan ni una palabra. El protagonista invita a los turistas a acercarse. Pero todos se dispersan en cuanto ven llegar a los Mossos, que paran a uno de ellos. "Como te vuelva a ver hoy, te vienes con nosotros a la comisaría", le advierte un joven agente al retenido, antes de pasar sus datos por teléfono. En cuanto la policía se marcha, acude al reencuentro de sus compinches.

Dos turistas del norte de Europa, una madre y su hija, esperaban a media mañana para denunciar en la comisaría de los Mossos en el barrio del Raval. "Tres tipos nos han amenazado con un cuchillo", explica la madre, de unos 60 años, con su inglés básico y todavía nerviosa por el asalto. A las puertas de la misma comisaría, Dominique Leyerloup denunciaba el robo de su cartera. "La llevaba en el bolsillo del pantalón, no sabemos si se la habrán quitado por La Rambla o en el autobús", explica Charles, uno de sus hijos. Los cruceristas pueden también poner su denuncia en el Puerto, que trata de agilizar el trámite a los que sufren a los carteristas y deben subir a su barco.

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