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Seguridad privada


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SI Ó NO AL CARTUCHO EN LA RECAMARA

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1SI Ó NO AL CARTUCHO EN LA RECAMARA Empty SI Ó NO AL CARTUCHO EN LA RECAMARA Mar Nov 03, 2009 11:56 am

Juanito

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ADMINISTRADOR
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Por: Ernesto Pérez Vera
Instructor de Tiro Policial y Defensivo

Sin duda alguna, este es el debate que más horas consume entre los profesionales españoles de la instrucción policial y, en general, entre los profesionales de la seguridad pública y privada. La cuestión es: ¿con o sin cartucho en recámara?

En nuestro país es casi tradición no portar cartucho en recámara en las pistolas, en principio, porque históricamente, las armas que se han usado entre nuestros profesionales, eran de simple acción y carecían de seguros automáticos, lo cual implicaba un riesgo extra, dado que la filosofía del entrenamiento policial, ha sido muy pobre, y además, muy alejada de la realidad de lo que es un encuentro armado. También es de destacar, que la visión que el policía tenía, y aún tiene -del enfrentamiento armado- era y es, una visión lejana, la cual le hacía y le hace creer que él –el Policía- jamás tendría o tendrá un encuentro armado.

Como ya es sabido, las pistolas con mecanismo de doble acción, o acción mixta –simple y doble, a voluntad del usuario- son aquellas, que portando un cartucho alojado en la recámara, precisan de una presión especial o extra, sobre el disparador, a fin de que éste, active los mecanismos internos, que propiciarán que el martillo –interno o externo- se desplace hacia atrás para finalmente caer y golpear a la aguja percutara, la cual, producirá el disparo. Es muy poco probable que se produzca de modo involuntario un disparo en doble acción, toda vez que la media de presión que hay que ejercer sobre la cola del disparador es, de más del doble que si deseáramos disparar en simple acción.

Un poco de Historia
Las pistolas de doble acción existen desde hace mucho tiempo, no son cosa de tiempos especialmente cercanos. La primera pistola fabricada en serie, y además con elevado éxito, con sistema de doble y simple acción, fue la germana: Walther PP. Poco después de ese nacimiento, aparece el modelo PPK; eso ocurrió allá por 1929, el segundo de los modelo, el PPK, apareció pocos años después. Este arma obtuvo tanto prestigio, que aún, hoy en día, se sigue fabricando y vendiendo entre particulares y agentes policiales.

Desde su nacimiento, la PP y más tarde la hermana pequeña PPK, fueron usadas por cuerpos policiales de muchos países, y no solo europeos. También muchas unidades militares, principalmente alemanas, las usaron de modo institucional unas veces, y otras veces a título personal. Ambos modelos, fueron muy usados por la oficialidad militar y policial de la época y muy especialmente, por los pilotos de la Lutwafen –Fuerza Aérea alemana de la era hitleriana- y la Policía Secreta del Estado alemán NAZI, la famosa y temida GESTAPO.

También fue un modelo alemán, y de la misma firma, el que por primera vez declarado de modo reglamentario en un ejército, hablamos ahora de otro mito, hablamos de la Walther P-38. Si bien ya existían armas con este mecanismo –doble acción- éste, el modelo P-38, fue el que más extensamente se extensión por las manos de mandos y tropas alemanas de tierra, tanto de unidades convencionales, como especiales.

Hasta los EE.UU, y otros países del bloque aliado, llegaron muchas P-38, las cuales era muy codiciadas como fetiche o botín de guerra. Poco después de acabar la Segunda Guerra Mundial, fabricantes de pistolas de medio mundo, iniciaron proyectos para lograr lanzar al mercado interno y externo, modelos eficaces de pistolas dotadas de mecanismos de doble acción.

Hasta nuestro país también llegaron algunas, las primeras, de la mano de tropas militares de la División Azul –voluntarios españoles que lucharon contra el comunismo en el bando del Eje y encuadrados en el ejército alemán- Por desgracia, muchas llegaron años después, pero esta vez, de la mano de los asesinos de la banda terrorista “eta” (no merecen mayúsculas), no han sido pocas, las P-38 incautadas a esos asesinos, en operaciones policiales.

Se empiezan a ver en España
Ya en la década de los años 70 del siglo pasado, empezaron a verse en España las primeras pistolas de doble acción en manos de policías y militares. Muchos profesionales de las FAS (Fuerzas Armadas) y de las FyCS (Fuerzas y Cuerpos de Seguridad) las adquirían de modo particular, pero algunos de ellos sin llegar a sacar partido total a las ventajas que ofrecían sus nuevas armas. Es más, me consta que muchos de estos profesionales, adquirieron estas armas, más que por la ventaja de la doble acción, por la otra ventaja que muchas de ellas ofrecían: la doble capacidad de los cargadores. Así pues, muchos querían llevar más de 12 cartuchos en el cargador aunque portaran la recámara vacía en un arma que les permitía llevarla alimentada con garantías de seguridad suficientes.

Quizás, la primera pistola española de doble acción que se fabricó en serie y además con mucha aceptación, fue la ASTRA Constable, la cual, se fabricó en calibre 9mm Corto, 7.65mm y .22LR, por cierto, en la Constable, se advierte una clara y evidente inspiración en las antes referidas PP y PPK de Walter. Este arma era de cargador monohilera, si bien años después existió una versión de doble capacidad. Otras armas usadas por estos profesionales españoles en los años 70 y 80, fueron la Cz75 de origen Checoslovaco (en esa época) y las españolas ASTRA 80 y diversos modelos de STAR. Estos últimos eran casi prototipos que dieron origen a la saga PK, P, M, etc.

Dicho todo lo anterior, ya las modernas pistolas de doble acción iban ganando terreno entre las FyCS y FAS españolas. Ya hemos dicho que esto comenzó por el mercado privado, pero ya en los años 80, se empezaron a firmar los primeros contratos a niveles de los Ministerios de Interior y Defensa, llegando por fin de modo oficial a implantarse las pistolas de doble acción en el ámbito oficial.

De este modo, las Fuerzas Armadas adquirieron la pistola Llama M-82, la Guardia Civil la STAR M-30 y la Policía Nacional (hoy Cuerpo Nacional de Policía) la STAR PK-28/30. También hay que decir que en esa época se creó la Policía de la Comunidad A. Vasca, la Erchancha, la cual desde el principio parece que optó por armas de doble acción de la casa eibarresa STAR, si bien algunas de sus unidades operativas usaban modelos alemanes. Los Cuerpos de P.L. también se sumaron a esos cambios, si bien han mantenido y aún lo hacen, muchos revólveres en servicio.

El primer paso ya estaba dado: los policías españoles tenían armas con mecanismos modernos, armas más operativas y más seguras, con lo que se empezaron a dejar de lado las pistolas de simple acción y con cargadores capacidad simple.

Aún teniendo dado el primer paso desde hace años, todavía hoy, en el año 2009, se tiene pendiente una asignatura. El segundo paso todavía está por darse de modo firme, y me refiero a la instrucción seria y concienzuda en el uso de la doble acción, o sea, portar cartucho en recámara, para con ello dar más seguridad al agente que lo porta y conseguir, en tal condición de servicio, mucha mayor eficacia en el disparo súbito. Esto es una asignatura pendiente en el grueso de las FAS y FyCS españolas.
Asignatura Pendiente, la correcta instrucción
No me cabe duda de que en las academias de todos cuerpos policiales y en las academias de los cuerpos y armas de los ejércitos, se habla de la diferencia entre mecanismo de simple y doble acción, pero… ¿Se instruye seriamente en el uso de la doble acción…? ¿Confían realmente en la doble acción los profesores e instructores de tiro de esas academias…? ¿Realmente todos los profesores dominan las técnicas de tiro en doble acción? Yo a esas preguntas, respondo que NO. Yo no creo que se instruya adecuadamente a los alumnos y creo que todos los profesores no confían o no conocen las verdaderas ventajas tácticas de esa forma de disparo.

Soy consciente de lo arriesgado de dar una opinión tan negativa y tajante en el párrafo anterior, pero la doy basándome en lo que veo, en informaciones directas procedentes de agentes de todos los cuerpos policiales y militares y, sobre todo, en mi experiencia personal en la instrucción de profesionales de los estamentos referidos.

La inmensa mayoría de compañeros y amigos, sea cual sea la promoción y Cuerpo, me transmiten su falta de confianza cuando se encuentran con el arma en la mano y más aún cuando se les propone el uso o instrucción del tiro en doble acción.

Las frases que suelen pronunciar muchos de estos profesionales, son las de siempre, las que se oyen año tras año:”…Uf, cartucho en recámara NO, ¡es peligroso!…el arma se dispara sola”; “…el instructor nos dice que jamás se debe hacer eso…”; “…llevar el cartucho en recámara es de locos y de pistoleros…”. Estas son solo algunas frases que repiten los agentes, frases que NO razonan: solo las repiten después de mucho oírlas y después de la mucha insistencia de sus profesores o instructores.

Otras frases, esta vez “razonadas” pero en mi opinión erróneamente razonadas, son: “…Si te quitan el arma…te pegarán un tiro…” “...Yo soy tan rápido montando el arma en la galería, que NO necesito llevarla con cartucho en recámara…” “…Para las veces que voy a necesitar disparar a alguien…mejor no la llevo alimentada…”.A todas estas manifestaciones, se las puede replicar de modo serio y razonado.
Cualquier profesional que piense o se manifieste en los términos señalados en el párrafo anterior, está inmerso en un error tremendo, error al que ha llegado de cabeza por la mala formación. Esta mala formación puede que le llegara errada desde la base, porque sus profesores, en su día, no sabían lo que estaban “enseñando”. En otros casos, esos profesores aún sabiendo que el programa de formación que estaban ejecutando era un despropósito, se vieron obligados por la superioridad, a llevarlo a término, aun habiendo razonado técnica y tácticamente donde radicaban los errores.

No valoraré aquí y ahora a esos profesores o instructores que enseñaban sin saber nada de lo que “enseñaban”; quizás este tema se vea en otro texto. Sí entraré a opinar sobre los motivos que tiene la superioridad, en fin, la Administración, para no permitir que los programas formativos de tiro y armamento se adecuen a las realidades y circunstancias del siglo XXI (también debieron adecuarse a la realidad de finales del siglo XX), aún cuando son a veces los propios profesores e instructores los que solicitan los cambios y razonan los motivos por los cuales se deben modificar los planes de formación e instrucción, elevando dichas quejas o peticiones a las más altas instancias de sus organizaciones.

Responsables del Estancamiento
Desde mi punto de vista, a la Administración o quizás a los Mandos, no les interesa que los agentes estén perfectamente instruidos. Les es más cómodo y rentable económicamente, que los funcionarios a su cargo, sigan siendo instruidos de modo básico, de modo no real; para ello se siguen ejecutando programas de formación notablemente simples y escasos, pero que lamentablemente llegan a hacer creer a los alumnos que con esa formación, ya están listos para el encuentro armado real en las calles, descubriendo los funcionarios el engaño demasiado tarde; a veces lo comprueban cuando viven una situación límite, en la cual descubren que no saben o no pueden actuar por carecer de una adecuada instrucción en tiro reactivo.

Si la Administración aprobara nuevos programas de formación, adecuados a los criterios, conocimientos y estudios modernos del enfrentamiento armado, habría que aumentar las horas de prácticas de tiro, no solo en las academias sino en las unidades de destino, donde se deberían realizar ejercicios de instrucción y reciclaje con mayor frecuencia que en la actualidad, y con mayor consumo de cartuchos por cada tirador. Esto supondría un incremento de los presupuestos económicos anuales en cada Cuerpo, amen de un aumento de horas de instrucción por agente, lo cual implicaría, bien satisfacer las horas de instrucción con horas libres de servicio o bien retirar del servicio habitual a un mayor número de funcionarios para que pasaran por la galería.

En cualquier caso, la administración no estará dispuesta a desprenderse ni del dinero que costaría aumentar el consumo de munición, ni de horas de menor presencia policial en la calle para aumentar la formación, y menos aún si esta es de tiro. Se conforman con mantener programas que “venden” como sobrados y suficientes. Lo triste es que ni tan siquiera esos programas se cumplen al 100% y en los casos en que se cumplen, se da por bueno casi cualquier resultado obtenido, para poder dar por cubierto el expediente, como un mero trámite obligado.

De decidirse la Administración a cambiar su visión sobre la mayor y mejor formación en materia de tiro, debería de incluir en sus programas el uso del cartucho en recámara, abandonando viejos mitos y huyendo de leyendas urbanas. Naturalmente, si eso ocurriera, todos los agentes deberían ser obligados a portar así su arma, o al menos, debería permitirse, que todo aquel agente que quiera, trabaje en tal condición de porte del arma. Pero volvemos a lo mismo: si la Administración te permite u obliga a portar cartucho en recámara, tendrá que invertir tiempo y dinero en ello y, como no lo hará y ella lo sabe, pues, o bien impide que determinados agentes porten cartucho en recámara (como es el caso de un cuerpo estatal, en el cual dicha condición de porte está prohibida por norma interna del cuerpo en cuestión) o bien, desde las academias, se desaconseja dicha condición de porte y para ello se crean tabúes, mitos y leyendas urbanas que hacen creer al alumno y funcionario en general que es una locura y temeridad trabajar con cartucho en recámara en armas de doble acción. Lo triste es que muchos se lo creen.

El Contrasentido
La misma Administración que de un modo u otro niega la correcta formación, o al menos una formación más cercana a la realidad del enfrentamiento; la misma Administración que prohíbe el uso del cartucho en recámara o al menos pone trabas mediante una formación deficiente y el fomento de mitos, es la que va a permitir u obligar a los agentes, a que desenfunden y monten sus armas cuando estén en situaciones comprometidas, muchas veces en situaciones extremas. O sea que cuando mayor nivel de estrés, con todo lo que ello conlleva, y cuando menor capacidad cognitiva va a tener el agente, se le va a obligar a realizar una manipulación peligrosa del arma, cual es introducir un cartucho en la recámara, dejando el arma en simple acción (en simple acción es más probable que se produzca el disparo, debido a la menor tensión del sistema de disparo) en un escenario en el que seguramente existirán personas físicamente próximas, y a la vez, ajenas al enfrentamiento, con el riesgo consiguiente de disparo no deseado, pudiendo provocar heridos o daños colaterales.

Poniéndome por un momento del lado de aquellos que consideran que un arma es siempre peligrosa, tengo que afirmar que: un arma en simple acción es más peligrosa que en doble acción, sobre todo en manos de una persona estresada, asustada o herida.

Pero no acaban aquí los riesgos. Estamos hablando del agente que no está entrenado ni tácticamente ni mentalmente en el uso del arma con cartucho en la recámara y menos aún en situaciones críticas. Pues bien, una vez acabada esa situación crítica, haya o no disparado, el agente seguirá con el cartucho en recámara, lo cual implicará tener que sacarlo realizando las manipulaciones correspondientes. Algunos agentes, con los nervios, lo harán incluso en la escena del enfrentamiento, nuevamente rodeado de agentes, quizás sanitarios y con ciudadanos “mirones” en las cercanías. Otros lo harán en el coche patrulla y de regreso a la unidad, y otros quizás no recuerden que su arma sigue alimentada. En cualquiera de los casos, el riesgo está servido. Seguro que al igual que yo, ustedes conocen casos reales de cada uno de estos supuestos.

Si se tienen en cuenta el sentido común y las estadísticas, el agente acudirá al empleo de su arma cuando ya esté siendo atacado, probablemente cuando ya esté herido. Por consiguiente surgen nuevas preguntas… ¿Podrá un agente herido responder a un ataque mortal, si ni tan siquiera porta cartucho en recámara…teniendo que alimentar el arma?

Si incluso estando bien instruido en tiro de doble acción, no siempre se tendrá tiempo y opción para la reacción y la defensa, imaginen si no se porta el arma alimentada…La inmensa mayoría de ataques a agentes policiales, se producen a cortas o muy cortas distancias, con lo cual, es evidente y clara la ventaja que ofrece la opción de porte de arma con cartucho en la recámara, naturalmente, siempre que se esté debidamente instruido en el tiro reactivo en doble acción.

Yo defiendo el uso del cartucho en recámara en armas de doble acción, más aún si estas poseen seguros automáticos pero, como es lógico, abogo por la debida y adecuada instrucción en el tiro desde esa condición de porte. De no obtenerse la formación correcta en el seno de la institución policial, los agentes deberían buscarla en el sector privado de la instrucción, lo cual implica un desembolso económico que casi siempre estará bien invertido.

Se puede dar otra circunstancia, negativa en este caso, y es que si el Cuerpo no satisface la necesidad de formación y el agente no sabe o no puede recurrir a los servicios privados de instrucción, el funcionario se verá casi obligado a “investigar” por su cuenta y riesgo, realizando manipulaciones bien en solitario o en unión de otros agentes, dando origen este tipo de manipulaciones con inquietud indagadora, a muchos accidentes con disparos no deseados. Y vuelvo a repetir la frase de párrafos anteriores: seguro que muchos de ustedes conocen algún caso real, ¿verdad?

A modo de colofón
La condición de porte del arma en doble acción, es la condición más segura desde todos los puntos de vista. Es más segura para el agente que debe hacer uso inmediato del arma ante un ataque súbito a distancias cortas o muy cortas. Los ataques se producen en su mayor parte, a distancias de entre 0 metros y 5 metros de distancia; si a esas distancias no se porta cartucho en recámara, aún siendo un tirador bien instruido, son escasas las opciones de repeler el ataque con eficacia. Es más, incluso si el arma va alimentada, será difícil alcanzar la máxima eficacia, pues a esas distancias, se requiere de un entrenamiento táctico y mental adecuado.
Desoigan a los detractores de la doble acción: no les hagan caso. La mayoría de las personas que opinan de estos temas, son personas NO profesionales, suelen ser aficionados, y en los casos de los detractores que surgen en el seno de los sectores profesionales, suelen ser personas con experiencia solo en tiro deportivo, bien de precisión o de recorrido IPSC, pero de nula experiencia en enfrentamientos reales, aún cuando ostenten el diploma de Instructor de Tiro Policial. Es más, rétenlos a que les demuestren que el uso del cartucho en recámara en armas de doble acción es un atraso: no podrán convencer a nadie que tenga la cabeza bien amueblada.

Ustedes sin embargo, sí podrán convencer con argumentos, si es que ya son de los que creen en las virtudes de la doble acción. El mejor argumento que se puede usar, es el de buscar casos cercanos y reales, en los que compañeros de algún cuerpo tuvieron que hacer uso de sus armas para defender sus vidas. Van a encontrar casos de agentes que fueron asesinados o heridos graves, sin que pudieran hacer uso de sus armas, por hallarse estas en condición de no alimentadas. Y encontraran otros tantos casos de agentes que ante ataques criminales, pudieron incluso estando ya heridos, hacer uso de sus armas y alcanzar al atacante, y esto pudo ser porque portaban el arma alimentada y obtuvieron el adiestramiento oportuno.

Los detractores, recurrirán a algún caso en el que un agente fue desarmado y disparado con su armada alimentada de antemano, es verdad, existen casos, ¿Pero cuantos…? Muy pocos, existen por suerte muy pocos. Si hacen estadística personal, pregúntense a cuantos agentes conocen que salieron airosos de enfrentamientos armados gracias a la doble acción, seguro que conocen a varios o al menos han oído hablar del caso y después, pregúntese cuantos agentes o casos conocen de agentes que fueron desarmados y disparados con sus armas alimentadas…muy pocos conocen, quizás ninguno.

Cierto es que, desde la época del anterior Jefe del Estado, hasta la fecha actual, han cambiado muchas cosas en las FyCS y las FAS, y la inmensa mayoría de esos cambios han sido para mejor. Una de las que han cambiado positivamente, sobre todo en los últimos años, es la formación de tiro y manejo de armas entre los profesionales, precisamente la que vengo comentando y criticando. Pero ese cambio es aún un corto paso.

Hay que admitir que del ejercicio de tiro estático, a distancia superior a los 20 metros y en precisión a una mano, que se usaba como única formación en todos los cuerpos, ha pasado a la historia en casi todos los casos. Hoy es el recorrido de tiro policial lo que más se utiliza como entrenamiento periódico en muchos cuerpos y plantillas. Pero no nos engañemos: la inmensa mayoría de programas basados en recorridos, no guardan similitud con las verdades de la calle y menos aún con las conclusiones que se extraen del estudio de los enfrentamientos armados; son más bien ejercicios de recorrido de tiro deportivo, cuya repetición nos permitirá ganar una copa deportiva el día del Patrón del Cuerpo, pero no siempre servirá para ganar la vida ante la muerte


http://noticiasvigilantes.foroactivo.com/escoltas-f9/si-o-no-al-cartucho-en-la-recamara-t1099.htm

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